Mano a Mano con Caritos Páez “Más allá de la Sociedad de la Nieve”
Hace casi 52 años, un joven uruguayo de 18 años, Carlitos Páez, hijo del renombrado pintor Carlos Páez Vilaró y Madelón Rodríguez Gómez, se embarcó en un viaje que cambiaría su vida para siempre.
El 13 de octubre de 1972, Carlitos viajaba con su equipo de rugby y otros pasajeros a
bordo de un avión Fairchild FH-227D de la Fuerza Aérea Uruguaya, con destino a Chile. Lo que
sucedió aquel día es conocido mundialmente: el avión se estrelló en los Andes, dejando solo 16
sobrevivientes que fueron rescatados el 22 de diciembre, tras 72 días en la montaña y 62 días
después de que las búsquedas oficiales se suspendieran.
Carlitos, quien se define a sí mismo en esta entrevista como "un chico malcriado, consentido, un
caprichoso " de 18 años en ese entonces, es hoy un exitoso publicista y conferencista que inspira
a empresarios en todo el mundo. Aún se emociona al recordar a sus padres y compañeros,
miembros de esa "Sociedad de la Nieve", título de la película dirigida por Juan Antonio Bayona y
producida por Netflix.
En esta entrevista, titulada "Más allá de la Sociedad de la Nieve", exploramos cómo la experiencia de Carlitos y su historia de supervivencia pueden ofrecer valiosas lecciones a los empresarios deIberoamérica.
Hablaremos de cómo su odisea en los Andes puede enseñar sobre trabajo en
equipo, unión, optimismo, liderazgo y resiliencia, cualidades esenciales para ser mejores
empresarios y líderes. Prepárense para un relato conmovedor y lleno de enseñanzas profundas
que resonarán en el corazón de todo aquel que aspire a dejar una huella en el mundo empresarial.
MF - Transformación y resiliencia: ¿Cómo
integraste las lecciones de resiliencia que
aprendiste en los Andes en tu desarrollo
personal y en tu carrera como empresario y
publicista?
CP - "Bueno, naturalmente, después de los Andes
experimenté una transformación profunda y una
evolución personal. Antes del accidente, yo era un
chico malcriado, consentido y caprichoso, que no
servía para nada. Tenía todos los lujos, como
desayunar en la cama y hasta una niñera. De
repente, me encontré a 4200 metros de altura sin
ningún tipo de recursos. En ese momento, tuve
que recurrir a capacidades y fuerzas que
desconocía tener.
Recuerdo que un periodista peruano me preguntó
una vez: '¿Cuándo naciste realmente? ¿El 13 de
octubre, cuando el avión se cayó, o el 22 de
diciembre, cuando los rescataron?' Le respondí
que el 13 de octubre, porque fue el día en que
comencé a descubrir mis verdaderos recursos y
capacidades.
Desde entonces, he aplicado constantemente
esta referencia en mi vida diaria y profesional. Por
ejemplo, cuando enfrento problemas menores,
como una goma pinchada o un apagón, me
recuerdo que, aunque tengo derecho a quejarme,
comparado con mi experiencia en los Andes,
estos problemas son insignificantes.
Esta perspectiva me ha ayudado enormemente en
mi carrera. En ocasiones, empresas me han
llamado para asesorar en situaciones difíciles,
como despidos. Utilizo mi historia para darles la
fuerza necesaria para afrontar el cambio, porque
la incertidumbre y el cambio constante fueron
claves en nuestra supervivencia en los Andes. Así,
la resiliencia se convierte en una herramienta
poderosa para enfrentar y superar desafíos en el
mundo empresarial.
MF - Claro, a veces uno siente un
temor natural: si tengo gente a mi
alrededor, ¿serán mejores que yo y me
superarán? Entonces, sí, la idea es que
es beneficioso rodearte de personas
talentosas. Si tienes el mejor equipo a
tu lado, podrás alcanzar alturas aún
mayores.
CP - EXACTAMENTE.
MUCHO MÁS ARRIBA, SÍ.
SIN DUDA, YO FUNCIONO
ASÍ.
MF - Excelente. Decisiones estratégicas:
¿Podrías compartir cómo el proceso de toma
de decisiones en situaciones extremas ha
moldeado tu estrategia empresarial?
CP - Mirá, nosotros tuvimos que tomar
decisiones, muchas de ellas muy duras, como
fue la decisión sobre la alimentación. Fue un
proceso que vivimos intensamente. A mí me
fascina la frase de San Francisco que dice:
“Empieza por hacer lo necesario, luego lo que
es posible y te encontrarás haciendo lo
imposible”, que no es otra cosa que vivir el
proceso. Entonces, el proceso me parece
fundamental vivirlo. Y eso te lleva a tomar
decisiones muchas veces quizás equivocadas.
¿Pero sabes qué pasa cuando es grupal? Fíjate
que nosotros salimos para el lugar equivocado.
Nosotros salimos para el lado chileno, pero
porque lo decidimos por mayoría. Y en realidad
tenía razón Canessa (Roberto) que decía que
había que salir para el otro lado, pero los otros
15 dijimos que era para el lado chileno y
entonces, con ilusión, con pasión, con actitud,
aún equivocados, llegamos igual. De eso se
trata. No se trata de historias perfectas, se trata
de historias con pasión, con actitud, con visión.
MF - Esta reflexión es muy valiosa, ¿verdad?
Porque uno podría pensar inicialmente de una
manera, y luego preguntarse qué habría
pasado si hubiéramos seguido el consejo del
otro. Al final, lo importante es aprender de
estas experiencias y seguir adelante.
CP - Quedó la discusión de por vida. Es más,
una vez volvimos 11 de los sobrevivientes a la
tumba, al lugar, y Nando (Fernando Parrado) no
fue, pero nos dejó una carta para leer. Ahí
estaba su madre y su hermana enterradas. Lo
importante no era el contenido de la carta, lo
importante era la posdata. Decía chicos, y se
llegan a perder las salidas para otro lado.
(risas)
MF - El humor siempre ha sido clave en
ustedes, hablemos de la gestión eficiente de
recursos: ¿Qué lecciones sobre la gestión de
recursos limitados aprendidas en los Andes
aplicas en tu gestión actual?
CP - Los recursos son fundamentales, pero a
menudo debes hacer de tripas corazón, como
dice el viejo dicho. En nuestra situación en los
Andes, estábamos prácticamente sin recursos,
lo que sería equivalente a cero para una
empresa. Sin embargo, debíamos seguir
adelante. Personalmente, siempre he sentido
una inclinación hacia la producción, disfruto
ideando estrategias para optimizar recursos y
lograr objetivos. Constantemente busco cómo
mover recursos de un lugar a otro de manera
eficiente, aunque más por el placer de resolver
problemas que por la necesidad de eficiencia
pura. En los Andes, aprendimos a ser eficientes
a pesar de no tener prácticamente nada.
MF - Es decir, en ese escenario, uno realmente
carecía de recursos, o incluso menos que eso.
¿Cómo lograr administrar la nada misma?
CP - La nada, la administración de la nada,
implica enfrentar la escasez de recursos con
ingenio y determinación, así como
mantenerse activo frente a la adversidad. En
situaciones extremas, como la que vivimos en
los Andes, aprendimos que incluso cuando
parece que no tenemos nada, podemos
administrar nuestra situación mediante la
planificación proactiva y la acción constante.
Este enfoque se reflejó en nuestra experiencia
con el libro que escribimos "Viven", que bien
podría haberse llamado "Mañana", ya que
cada día invertíamos esfuerzos para construir
un futuro mejor. Este principio se asemeja a
cómo muchas empresas me llamaron durante
la pandemia para manejar la incertidumbre,
pues era el desafío que enfrentábamos en ese
momento: la incertidumbre.
MF - Es cierto, especialmente en el caso de los
jóvenes empresarios, y aún más en las nuevas
generaciones como los Centennials, se percibe
una ansiedad por la inmediatez, la necesidad de
tenerlo todo ahora mismo. ¿Cómo crees que
esta mentalidad afecta el proceso de toma de
decisiones y la gestión empresarial?
CP - Por eso te digo que vuelvo a la frase de San
Francisco, estamos en el mundo de la
inmediatez, el mundo de WhatsApp, el mundo
de las cosas “ya” y los procesos no te lo pueden
saltear. Es una de las cosas que aprendí.
MF - Entiendo. Mantener una visión a largo
plazo es crucial, especialmente en momentos
de incertidumbre. ¿Cómo te ha ayudado esa
habilidad durante la planificación y ejecución
de proyectos posteriores a tu experiencia en los
Andes?
CP - Bueno, sí, obvio. Nosotros, la visión nuestra
no era Hollywood, no eran películas, no eran
fama, no era que vos me estés entrevistando
hoy aquí. Nuestra visión era volver a casa con
mi mamá, con mi papá y con mi perro. Esa era la
visión que teníamos todos. Es más, teníamos un
deadline que era la Navidad que se nos venía. Y
estos aparecieron el 22 de diciembre. O sea que
la Navidad era para nosotros crucial.
MF - Entiendo. Mantener una visión a largo
plazo es crucial, especialmente en momentos
de incertidumbre. ¿Cómo te ha ayudado esa
habilidad durante la planificación y ejecución
de proyectos posteriores a tu experiencia en los
Andes?
CP - Bueno, sí, obvio. Nosotros, la visión nuestra
no era Hollywood, no eran películas, no eran
fama, no era que vos me estés entrevistando
hoy aquí. Nuestra visión era volver a casa con
mi mamá, con mi papá y con mi perro. Esa era la
visión que teníamos todos. Es más, teníamos un
deadline que era la Navidad que se nos venía. Y
estos aparecieron el 22 de diciembre. O sea que
la Navidad era para nosotros crucial. Nunca
pensamos que iba a tener la repercusión que
tuvo esta historia. Fíjate que han pasado más de
51 años y es una historia que sigue tan vigente.
Es una locura esta historia. Pero la lucha era por
cosas simples, porque la escala de valores
cambia. Entonces le empezás a dar valor a las
cosas que en la vida cotidiana no le das. Y creo
que tiene que ver con el despojo, con el hecho
de que incluso quise comprar un cigarrillo por
$70, que era todo mi capital en ese momento, y
no me lo vendieron. Esto ejemplifica la
importancia de valorar las pequeñas cosas en la
vida cotidiana, que antes podrían haberse
pasado por alto.
Y cuando compartís la alegría, la alegría es
más alegría. Y bueno, muchas veces yo me caí,
muchas veces tuve que yo levantara a otro. Yo
era un poco como aquel personaje de la vida
es bella, de la película aquella que en el medio
del campo de concentración los hacía ver una
visión diferente, que fue quizás lo que yo más
aporté en toda esta historia en el plano
personal, además de mi propia evolución en lo
material, pero toda esa parte inconsciente y
graciosa. Y es más, andan unos tiktoks por ahí
muy divertidos cuando cuando le digo canisa,
tenés mala onda, no te voy a invitar a un asado
que voy a hacer.
MF - Parece que has experimentado mucho
con eso. ¿Cómo abordas los desafíos
actuales, inspirado por tu experiencia de
supervivencia? ¿Qué estrategias utilizas para
enfrentarte a los desafíos que se presentan
hoy en día? Y, considerando todo lo que has
pasado, ¿Qué importancia le das a esos
desafíos?
CP - Bueno, siempre a mí me preguntaron hace
poco cuándo fue la última vez que tuve miedo?
Yo le digo hace 15 min. Antes de entrar a la
conferencia. Pero el miedo, yo di una charla
TED sobre el miedo motor. El miedo es el que
te motoriza, el miedo es el que te mueve. Hay
que hacerse amigo del miedo. Para mí el
miedo, mi problema es el día que no tenga
miedo, ese es mi problema. Lo que te paraliza
es el pánico. Entonces para mí el miedo es un
motor. A mí yo siempre le digo a todos, vos
reza por mí los primeros 5 min, después
olvídate porque yo ya ahí manejo yo la cosa.
Pero hay que meterse, hay que para mí el
miedo es muy importante.
MF - Y hablando del miedo, ese sentimiento
que nos mantiene alerta y activos
CP - Te mantiene activo si estás aplastado.
Siempre le meto mucha pasión. Por ejemplo,
este año di 102 conferencias, ¡imagínate!
Recuerdo especialmente las 28 que di para el
banco Iatú en Chile. Después de la número 28,
pensé: “La verdad, soy un monstruo”. Mantener
la pasión en 28 eventos es todo un desafío.
Perosabes, la clave está en la historia que
cuento. Siempre me emociona ver cómo la
gente se conecta con ella, más allá de mi
presencia. Si alguna vez me veo perdiendo
esa pasión, me iré. Recuerdo una
conferencia que hiciste junto a Pablito en
Colonia, que atrajo a 500 personas de todo
el país. Incluso alguien vino desde
Paysandú solo para escucharme. ¡Increíble!
Esto demuestra lo apasionante que puede
ser la historia del ser humano, y va mucho
más allá del cuento de los Andes.
MF - Por supuesto. ¿Cómo fomentas una
mentalidad de crecimiento y aprendizaje
continuo en tu entorno? Me parece
fascinante cómo mencionas que tu
crecimiento se dio en los Andes. ¿Podrías
compartir cómo esta experiencia te llevó a
desarrollar una mentalidad de crecimiento
y adaptación constante? Además, ¿cómo
aplicas esta mentalidad en tu vida y en tu
trabajo diario?
CP - Bueno, el crecimiento a mí se me dio,
se me dio en los Andes. Yo fui un tipo que,
como te lo dije, nací un 13 de octubre, de
ser un chico de desayuno en la cama, con
niñera, que no servía para nada, donde mi
padre me resolvía la vida, mi madre me
resolvía las cosas y todo eso, empecé a
encontrar recursos justamente a fuerza de
la realidad. Digo, fíjate que me tocó a mí, mi
primer título oficial lo tuve en los Andes,
que era tapeador oficial, porque yo tenía
una habilidad manual para tapear el avión
para que no entrara viento. Entonces el
tapeador oficial tiene que hacer esto. Y
fuimos muy respetuosos de los roles.
Después me tocó sacar la nieve de la
avalancha con ocho muertos. Digo, fueron
experiencias que marcaron mi vida, por eso
te lo menciono, la evolución, lo que tiene
interesante la historia nuestra es que fue
una historia larga, porque vos ves Titanic o
las Torres Gemelas, que son historias
impresionantes, pero que duraron una
noche u horas. Acá ves la evolución de la
transformación del ser humano. Y eso es
importante. Volvemos otra vez al proceso.
MF - Interesante trayectoria, Carlitos.
Considerando tu experiencia, ¿cómo
has construido redes de apoyo en tu
vida profesional? Me impresiona cómo
comenzaste a dar conferencias hace
más de 20 años después de perder tu
trabajo en publicidad durante la crisis
del 2002. ¿Podrías compartir cómo
estableciste esas primeras conexiones
y cómo has cultivado tus redes de
apoyo a lo largo del tiempo?
CP – Si. la verdad que yo empecé
profesionalmente hace 20 años a dar
conferencias más o menos,
justamente a raíz de que había perdido
mi trabajo. Trabajaba en publicidad y
vino la crisis del 2002, y bueno, dije
tengo 49 años, en qué puedo trabajar?
La publicidad se había reventado. La
otra cosa era heredar, esperar para
heredar, que me hubiera ido bastante
mal, porque papá vivió bastante. Y
entonces armé la página web de los
sobrevivientes que no teníamos página
web, que se cumplían 30 años en el
2002, y me puse como conferencista
sin saber lo que era una conferencia.
Me llamaron de México para dar tres
conferencias, no sabía ni lo que cobrar,
para Avantel, que era una telefónica. Y
cuando di la primera conferencia en
Monterrey, que era para 1400 personas,
fue tal el éxito que después di
Guadalajara, México, y ahí me llamó
Grupo Modelo y no paré nunca más. O
sea que yo venía a México y me
quedaba de repente una conferencia
Directv el 1 de marzo, y otra para
Blockbuster el 31 de marzo. Me
quedaba el mes entero. Y ese tiempo lo
utilizaba haciendo contactos,
naturalmente.
MF - Interesante perspectiva, Carlitos.
Considerando tu experiencia en los Andes y tu
trabajo actual como conferencista, ¿cómo
aplicas las enseñanzas sobre adaptabilidad de
los Andes en el cambiante mundo empresarial
actual? Es fascinante cómo mencionas que la
historia de los Andes proporciona lecciones
valiosas para la toma de decisiones, la
tolerancia a la frustración, la adaptación al
cambio y la gestión de la incertidumbre.
¿Podrías compartir cómo integras estas
lecciones en tu trabajo y cómo las transmites
durante tus conferencias a empresas como JP
Morgan, Procter Gamble y otras grandes
corporaciones?
CP - Y tengo desafíos. ¿Pero sabés qué pasa?
Que la historia de los Andes es tan grande que
tiene todo lo que precisa una empresa, todo.
Toma de decisiones, tolerancia a la frustración,
adaptación al cambio, encontrar recursos
desconocidos, lucha contra la incertidumbre. O
sea que tiene todos los elementos. Digo yo no
soy un empresario de verdad, soy una pyme en
mí mismo. Pero digo, todos los elementos,
cuando me llaman, porque aparte todas las
empresas te llaman siempre para tener una
conversación previa y te explican lo que es la
empresa. Mirá, a mí no me expliques nada
porque no voy a meterme en tu empresa, yo
me puedo meter en lo que yo viví. Prefiero ser
un buen sobreviviente que un mal coach, digo,
porque esa es la verdad. ¿Cómo hicimos
nosotros? Y de ahí saquen ustedes el mensaje
que ustedes quieran. Y me ha tocado dar
conferencias, bueno, ahora tengo JP Morgan,
P&G, las grandes empresas, General Motors,
todas, de las más grandes a las más chicas.
MF - Justamente el comportamiento y todo lo
que vivieron implica todo lo que hace una
empresa como tal, como bien lo decís. Si
hablamos de motivación y pasión. ¿Qué te
motiva diariamente y cómo inculcás esa
motivación hacia las conferencias, hacia el
tema?
CP - A mí lo que más me motiva es cuando
estoy en acción. Te diría que en la previa de una
conferencia y después que di la conferencia, es
como yo digo, es cuando te sacas los zapatos
apretados. Yo calzo 42, bueno, me pongo
zapatos 41 hasta que doy la conferencia. Ahí
me saco el zapato y es como que me habla.
Pero en el antes, me motiva. Por eso ese miedo,
no sé llamarle miedo o mariposas en el
estómago, todo eso es lo que me motiva, es lo
que me apasiona. Es a quien me voy a
enfrentar.
Por ejemplo, antes de ayer di una conferencia
que me complicaba la vida porque era una
empresa alemana y tenían grupos de turcos,
coreanos, alemanes. Eran todas mesas de tipos diferentes. Y acá, qué quilombo,
porque digo, tengo que manejarme con
todo. Y fue un desafío que me encantó.
La verdad, salí, disfruté de poder
manejar gente de distintas culturas. Los
coreanos aplaudían de pie, yo no lo
podía creer. Corea, que es una cultura
totalmente diferente a la nuestra, no
sabes lo que era. Los coreanos me
pedían que les firmara el libro, todo eso.
Bueno, eso es lo que me motiva, el
desafío constante.
MF - Considerando la importancia del
riesgo en tus actividades, ¿Cómo
percibes y gestionas los desafíos que
surgen en tu día a día? ¿Qué
estrategias empleas para lidiar con la
incertidumbre y asegurar que tus
proyectos se desarrollen sin
contratiempos?
CP - Muchas veces me planteo: “¿Qué
va a pasar ahora que tengo esta
conferencia?” Pero sabes que dentro
de 1 h 15 ya habrá pasado. Siempre
digo eso, ya dentro de ese tiempo
estará terminado. Siempre hay
complicaciones. Además, los
productores suelen equivocarse, ponen
el vídeo equivocado o no apagan las
luces a tiempo. Ayer, por ejemplo,
pasaban el vídeo y no apagaban las
luces. Pero, hermano, yo que trabajé en
cine y publicidad, sé que cuando pones
un aviso, todo lo demás tiene que estar
apagado. Estoy constantemente atento
a esos detalles. Realizo una verificación
constante, incluso de cosas simples
como tener mi silla o un vaso de agua,
pero que estén listos. Estos son los
desafíos que enfrento en mi día a día
empresarial.
Y Después, también enfrentas el
desafío de convencer. ¿Por qué?
Porque muchas empresas piensan
que después de la conferencia darán
los números de la empresa. No, no,
estás equivocado, hermano. Después
de esta conferencia no hay espacio
para más nada. Nada. Esta conferencia
es para tu empresa, pero la llevas
contigo a casa. Me pasó en la primera
conferencia en Avantel, éramos 1400
personas. El organizador dijo que
después de mi charla daría los
números. Cuando comenzó con los
números, la gente empezó a irse. Es
lógico, te afecta, te llega al corazón.
MF - Es realmente conmovedor,
despierta tantos sentimientos desde
diferentes ángulos.
CP - Y bueno, sí, y a veces tenés que
convencer y lidiar. Ayer tuve una lucha
bárbara para convencerlos. Al final salió
más o menos como yo quería.
MF - Utilizando tu historia, que abarca
elementos que van más allá de lo
convencional, ¿Cómo empleas esos
aspectos para motivar a otros a
enfrentar desafíos en tus
conferencias? A menudo, uno queda
conmovido por tu historia. ¿Cómo
logras esta conexión y motivación?
CP - Bueno, yo soy bastante atrevido en
cosas que no son políticamente
correctas. Yo hablo de la simbología de
repente, que la gente no se anima a
hablar. O hablo de que yo salí de la
avalancha para saludar a mi padre
porque era su cumpleaños. Ese tipo de
cosas, de elementos que yo utilizo que
son diferentes a los de los demás. No
hay nada que me aburra más que un
conferencista. Nada. Yo me acuerdo
cuando yo era chico y veía, te daban un
cartel para entrar que decía
conferencias, decía qué, qué aburrido.
No hay cosas más aburridas que el
conferencista. Y que sea arrogante,
además, que te dicte cátedra. Yo no soy
motivador. Lo que motiva acá es la
historia. La historia la que manda. Por
eso yo no quiero que me presenten.
Acá en México son muy formales y a
veces te presentan con temas de que estuviste
en la escuela como agrónomo, como tal, cosa.
Yo no, a mí no. Esta es una historia
extraordinaria protagonizada por gente común.
Ese es el titular.
MF - Entiendo. ¿Cómo influye la experiencia de
humildad y perseverancia que compartes en
tus conferencias en la forma en que te
relacionas con tus colegas y clientes hoy en
día? ¿Cómo esa experiencia de lucha
constante contra la adversidad y la arrogancia
impacta en tu enfoque hacia el trabajo en
equipo y la empatía en tus tratos
profesionales?
CP - Justamente, sabes qué pasa? Que hay dos
maneras de presentar esta historia. O vas por el
lado del coach, que no somos ni yo ni ninguno,
nosotros no somos coaches de nadie. O vas
por el lado de la realidad, el chico que no servía
para nada, un malcriado, un consentido, un
caprichoso, con niñera de desayuno en la
cama. Eso genera una cosa que porque es una
historia que la pudo haber vido cualquiera del
auditorio, hay que trabajar en equipo porque
nosotros trabajamos en equipo porque no